Daniel, un auténtico ciclista urbano
Fue en el 2018 cuando Daniel Moya comenzó a trabajar en el proyecto Peregrino, de La Habana, un grupo de artistas callejeros confeccionando artesanías. Hacía desde Atrapasueños hasta aretes y collares. Resultaba para él muy engorroso usar el transporte público con todos los andaribeles indispensables para su trabajo. En ese tiempo vivía en el Vedado, por la Avenida 23. Tomaba la ruta de P-5 que recorría el Malecón y la Avenida del Puerto, hasta llegar al Centro Histórico de La Habana, lugar de trabajo.
Daniel trabajó por más de dos meses sin hacer gastos innecesarios hasta conseguir su propia bici. Una amiga le prestó el resto del dinero y dio con una Shimano, la bici con la que conectó con otros ciclistas hasta descubrir la Masa Crítica de la Habana.
Cuando Daniel montó aquella bici por primera vez su sensación más inmediata fue que aprovechaba el tiempo más que antes. “Ya no me demoraba horas enteras esperando esa guagua que nunca llegaba. Mi estado de ánimo cambió y siempre tenía pensamientos positivos en mi cabeza. No como aquel pobre pasajero de antes que era regurgitado por una bestia humeante y sudada. Pobre de aquellos enlatados en la ruta del p-5”-pensaba Daniel cuando los veía detrás de la ventanilla del bus,mientras montaba su bici y esperaba el cambio de luz del semáforo-.
Bueno, las cosas tampoco son muy cómodas en bici: el calor, el ruido de los carros, los baches que amenazan con destrozar su bicicleta Peugeot del año 83. Pero no tiene comparación el volar por tu ciudad libremente con ser conducido por una maza con ruedas.
Su pasión por las bicicletas lo condujo a entrar en RutaBikes como guía de turismo en bicicleta.
Ya no había vuelta atrás. Ya formaba parte del mundo de las bicis y del ciclismo de ciudad. Un auténtico ciclista urbano.
Más que un trabajo, era para él una salida con amigos, contarles de lo que sabía mientras se mueven por La Habana en bici. “Les cuento de todo-dice Dany- desde detalles históricos, hasta consejos para su viaje en mi país. También es recíproco ya que debido a lo diferente de sus mundos yo aprendo mucho de otras culturas. Hablamos de la idiosincrasia de los cubanos y sus costumbres, comprender cómo funciona la economía aquí, aprenden detalles culturales tales como música ,baile y arte en general . Sin perder el objetivo principal que es la diversión sana. Con muchos de ellos todavía hoy sigo en contacto”.
“Nunca olvidaré a Huub y Yolanda,un matrimonio que hizo todos los tours de la compañía y luego terminamos en un bar tomando cerveza. O a Vera, mi amiga. Hoy en día no seguimos escribiendo”.
Otra cosa de la que se dio cuenta fue del excelente ejercicio que es usar tu bici todos los días. “Antes me costaba mucho trabajo mantener una rutina de ejercicio, de seguro porque no era divertido”. Pero al comenzar a pedalear logró hacer ese ejercicio diario imprescindible y resolver algunos problemas menores de su camino al trabajo.
La ciudad va cambiando y nosotros también debemos hacerlo, y más cuando hablamos de tours en bicicleta. Daniel se desempeña además como diseñador de los recorridos de Rutabikes. Así comenzó a rediseñar el Sunset city tour, un circuito creado para mostrar la vida de la ciudad en la tarde. También así buscamos alejarnos un poco del sol de mediodía. Disfrutar de una agua de coco fría, recorrer las calles de la Habana Vieja mientras los niños juegan pelota, gozar de la puesta de sol en la Punta con una inolvidable vista de la ciudad son algunos de los objetivos de este recorrido.
La Habana y el ciclismo alternativo
“La Habana es mi inspiración. Sus calles están tan llenas de vida y magia. Resulta difícil en un paseo no ver algo especial. Desde una linda muchacha hasta aquel carretón de frutas armado de piezas recicladas. Para aquel con un ojo entrenado siempre habrán sorpresas. A medida que los viajeros van conociendo la historia de la ciudad empiezan a comprender hechos tan insólitos como aquellos almendrones de más de 50 años que vemos en la calles. Les cuento también de Rocky,un Ford del 1959 que para hacer que arrancara, mi padre y yo le pusimos el chocho de arranque de una batidora. Ya que su pieza original había caducado y no hay un lugar donde comprar algo parecido debido a la situación económica del país. Y cuando comenzamos a hablar de las bicis en los 90 notan la profunda conexión que los habaneros en particular y los cubanos en general tenemos con las bicicletas. Con aquella bici china que cargaba a mi mamá, mi papá y yo por más de 20 km todos los días para ir a la escuela y trabajos. Aquellos bicitaxistas que crean sus propios vehículos de tres plazas con bocinas reproduciendo con un volumen estridente la última canción de Reguetón. Y los carretilleros transportando bloques, pintura, cemento, o cualquier otra cosa a toda velocidad. Sí, la Habana tiene ruedas y las hacemos girar”.
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